Infinitamente ignorantes

Por: Laura Restrepo Giraldo

Fecha de publicación: Junio 29, 2023.

Laura Restrepo Giraldo, 2022. El retiro, hojas e insectos.

La experiencia cotidiana de observar un animal, trátese de un insecto cualquiera o de un mamífero, pareciera no tener nada de significativo. Es un momento más, como tantos otros de la jornada. El tiempo transcurre rápido, el animal se mueve, realiza sus contorsiones usuales y mantiene su silencio característico. A veces vemos al animal en sus tareas de caza, de aseo personal, o en persecuciones del todo banales para nosotros, para nuestro ojo torpe y perezoso. Así, las ardillas son simples acróbatas de los árboles y el sonido de los pájaros se confunde con el ruido de máquinas y personas: es otro “beep” que acompaña el paisaje. Máquinas voladoras, acuáticas o terrestres; la biología no ha penetrado la visión del observador que aún está encerrado en el proceso anestésico de los paradigmas cartesianos. 

Así, es más sencillo conectar con las maravillas del mundo animal en los textos, en la seguridad y belleza de sus páginas; más que en la experiencia real y muchas veces frustrante de no encontrar nada en los vivientes más próximos ¿Por qué leo sobre la exquisita construcción del nido, y me conmuevo, pero cuando percibo nidos en los árboles de mi casa no me detengo a contemplarlos? ¿Por qué veo la belleza del insecto que se aparea, de la inteligencia de las hormigas en los libros, pero estoy más que dispuesto a ignorar los seres minúsculos que trabajan en mi misma habitación? La vivencia de lo real es más compleja y apreciarla requiere de una disposición particular - por lo menos si se quiere salir de la anestesia común y corriente de nuestra cultura. 

Acostumbrados a separar imaginación, emoción, sensibilidad y ficción del “mundo real”, hemos desgarrado los velos simbólicos y poéticos que cubren al mundo. Estos velos, lejos de ser un invento, son la característica mistérica que compone todas las formas de vida. El misterio del nacimiento, del crecimiento, de los ciclos inevitables que culminan en la muerte. El misterio del pájaro que erige su nido en pareja, de las hormigas que encontramos muchas veces en un piso 19 (¡¿cómo llegaron aquí?!). El misterio de las sensaciones estéticas que se combinan de forma extraña: sonido, color y movimiento en una acción conjunta. El mito de la “racionalidad” es, de hecho, el responsable de nublar y obstaculizar los vínculos que nos unen en un cosmos común. Y es, también, una tarea colectiva el desentrañar el funcionamiento del mito racional y el deshacer, uno a uno, sus hilos de legitimidad.

Por tanto, para lograr una conexión con los animales que vaya más allá de su apariencia maquínica; de la frustración de no ver nada en lo cotidiano; es preciso anudar nuevamente imaginación, sensibilidad y emoción, junto con la experiencia del mundo “real”. Es preciso reconocer en la percepción desnuda de lo real la existencia permanente del misterio de la vida, del misterio de los otros vivientes. No para mistificarlos y sumergirlos en un romanticismo exagerado e incómodo, sino en un acto de humildad. Es decir, de reconocimiento de los límites de nuestro dominio del universo y de los otros; de la presencia permanente del no saber, de aquello que no-sabemos y que no explicamos del todo. En otras palabras, es preciso cultivar una atención específica que limita las pretensiones del ego y que, al reconocerse como sujeto de no-conocimiento; permite que se revele el talento y la inteligencia de los otros. 

Es sólo en esta puesta en práctica de lo mistérico; en esta puesta en práctica del no-saber; que se abren posibilidades por fuera de la ilusión metafísica de la máquina. Es en la producción voluntaria de preguntas; en el avivamiento mistérico como modo de ser cotidiano; que los animales se revelan. Olivier Messiaen tomó a los pájaros como maestros sinfónicos y Étienne Souriau a las termitas como precedentes de la arquitectura de Gaudí. Así pues, si se quiere ver algo en los animales que nos rodean y no sólo extasiarnos con su presencia literaria; es preciso cultivar el velo mistérico, esa porción de no-conocimiento, que nos hace infinitamente ignorantes ante los cambios más sutiles e insignificantes de un cosmos en movimiento.


Laura Restrepo Giraldo. Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín e investigadora del grupo Narrativas modernas y crítica del presente de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la misma universidad.


Para citar: Restrepo-Giraldo, Laura. “Infinitamente ignorantes.” Signatura, vol. 1, Junio 29, 2023, URL: https://www.humanidadesambientales.com/signatura/062923-v1-restrepo

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