Y la nave viva

Por: Tania Barberán Soler

Fecha de publicación: Noviembre 1, 2025


Para construir un vehículo interescalar que nos permita replantearnos incluso lo más básico sobre la vida, como propone Anna Tsing, no puedo pensar en mejor artefacto que un ser vegetal en movimiento. Son las plantas −esas vagabundas jardineras de la atmósfera− con su multisensorialidad, sus estrategias de simbiosis, resiliencia, colaboración y su pensar en colectivo, quienes atienden «al creciente montón de ruinas que deja atrás la escalabilidad» [1]. 

Dice Octavia Butler que la nave en la que vamos al futuro está viva. Un liquen −«todos somos líquenes»− [2] podría rescatarnos de las redes del imaginario de la catástrofe en la que estamos atrapados. Pensemos la posibilidad de que nuestros futuros sean radicalmente diferentes.


Nave 01: Islas Berlengas, Portugal, mayo 2024.

Nave 02: Apropiación fotográfica, imagen obtenida de internet [3].

Nave 04: Jardim botánico Monteiro Mor, Lisboa, Portugal, marzo 2023.

Nave 06: Algún hoyo negro vegetal, 2024.


Notas

[1] Tsing, A. (2023). Ensamblajes multiespecies en el Antropoceno. Mimesis, p. 34.

[2]  Gilbert, S., Sapp, J. y Tauber, A. (2021). Todos somos líquenes. Una vision simbiótica de la vida. Hifas editoriales.

[3] Link: https://emeraldharvest.co/troubleshooting-identifying-and-addressing-issues-in-the-grow-room/


Tania Barberán Soler: Hortelana, caminante, observadora, lectora. Me encuentro explorando las implicaciones de la pregunta ¿y si nuestros futuros son vegetales?, en un doctorado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona.


Para citar: Barberán Soler, Tania. “Y la nave viva” Signatura, vol. 5, noviembre 1, 2025 URL: https://www.humanidadesambientales.com/signatura/110125-v5-barberan-y-la-nave-viva

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